Después de varios meses de reformas, abrirán un nuevo local comercial en el Palacio de Corrientes y Florida.

El Palacio Elortondo-Alvear, ubicado en la esquina de  la Avenida Corrientes y Florida, es una añeja propiedad construida en el año 1870, fue una de las primeras residencias palaciegas de Buenos Aires. Es es una de las pocas joyas arquitectónicas de estilo neogótico, muy poco común en la arquitectura urbana de la ciudad.

Su planta baja y primer piso, con arcadas medioevales, barandillas  italianas, su balcón en forma de ochava, con ventanas desiguales, excepto la primera y la ultima, como referenciando el comienzo y el final, le dan un estilo muy particular y único a éste Palacio.

En el año 1922 la propiedad  se convirtió en el Café Gerard, donde asistían políticos, periodistas, poetas y proxenetas, ganándose el mote de “Café de las cuatro P”.  En la década del 30  se había instalado por varias décadas,  la famosa tienda de Casa Mayorga,  que se dedicaba a la venta de artículos de cuero.

Anteriormente se hallaba la fábrica de Cigarrillos Monterrey, hasta que en el año 1989 llega a la Argentina la cadena de comidas rápidas, Burger King, que adquirió el antiguo Palacio, y lo remodelo por completo, eliminando la mayor parte de los ambientes,  y  reformando completamente la fachada original.

Finalmente en el año 1994 se inauguró  la sucursal de Burger, en el mítico Palacio de Corrientes y Florida. Durante el año 2007 fue cerrado por reformas, y en el año 2018 inesperadamente la sucursal de comidas rápidas cerró sus puertas definitivamente.

Según los vecinos,  el motivo fue el alto costo del alquiler que oscilaba en US$45.000 mensuales, pero los gerentes de la empresa  dicen que se debió a una decisión de apostar a nuevas plazas, la idea es sumar más locales en las provincias.

La histórica esquina,  que por más de 24 años tenía el retrato de Burger King, ahora tendrá una librería comercial y escolar en planta baja, y artículos artísticos en el primer piso. Tienen previsto además sumarle a ese primer piso,  una serie de talleres de pintura, carbonilla, óleo, tempera, acrílicos, vidrio y cerámica.

Las reformas para trasformar el local de comida a un local del rubro del papel llevaron más de seis meses, se sacaron todas las mesas y sillas que estaban amuradas, se eliminaron varios baños innecesarios e instalaron un montacargas para trasladar la mercadería del depósito al primer piso.