Fibromialgia, una enfermedad de reumatismo

 

La fibromialgia es una enfermedad de reumatismo no articular, esto significa que su origen no es inflamatorio, y se caracteriza por un cuadro de dolor músculo-esquelético crónico y generalizado cuya causa es la alteración en la percepción e interpretación del dolor a nivel del sistema nervioso central. Es decir, el dolor que la persona siente tiene una causa orgánica, no es subjetivo o psicológico como muchas personas, e incluso profesionales de la salud, todavía creen. Por eso es tan importante generar conciencia sobre la enfermedad, para que podamos llegar antes con el diagnóstico.

El síntoma principal de las personas que sufren fibromialgia es dolor en determinados puntos específicos del cuerpo como la zona lumbar, cervical, hombros, rodillas, muslos y brazos, y suele empeorar con el frío, infecciones, estrés y falta de sueño.

Otro de los síntomas, que se muestran típicamente asociados al dolor, es el agotamiento o fatiga crónica que oscila durante el día con una intensidad moderada a severa y también es frecuente que estos pacientes tengan trastornos del sueño: dificultades para conciliarlo o interrupciones frecuentes durante la noche.

El diagnóstico de la enfermedad se da a partir de la clínica, es decir, de lo que cuenta el paciente y de la observación del médico; lo puede dar cualquier médico pero es importante que el paciente haga una consulta con un reumatólogo para descartar otro tipo de enfermedades como lupus, artritis o artrosis.

Si bien existe una predisposición genética, la enfermedad puede ‘despertarse’ tras un pico de estrés o una situación traumática, lo que,  sucede también con otras enfermedades como la hipertensión, la diabetes y el colesterol, etc.

La mujer recuerda que recibió el diagnóstico como “un baldaso de agua”: “Sabía algo de la enfermedad pero lo primero que me decía todo el

Si bien no hay estadísticas nacionales, se estima que la prevalencia de esta enfermedad oscila entre el 0,7 y el 2% de la población y afecta mayormente a las mujeres.

No es una enfermedad incapacitante en sí, pero puede llegar a serlo si la persona no tiene un tratamiento adecuado.