La modernización de las calesitas porteñas que inauguran el reggaetón infantil

Los temas musicales de clásicas letras infantiles quedaron atrás. Las calesitas porteñas innovan en el reggaetón, rock nacional y otros temas movidos. Los detalles.

Acudir a la Calesita hace dos años era siempre encontrarse con algún tema musical de Panam, El Capital Topa o Manuelita. Sin embargo los clásicos están en decadencia y la nueva generación de infantiles prefieren el “despacito” a  “Manuelita”.

 

Los tiempos de María Elena Walsh son cosa del pasado. El momento de la modernización llego con las nuevas generaciones que buscan temas musicales actuales, demandan más movimiento y un estilo menos infantil e inocente que el de décadas pasadas.

Según el Secretario General de de la Asociación Argentina de Calesiteros y Afines los tiempos han cambiado aunque todavía algunos mantienen la tradición intacta.

Una de las calesitas más populares es la que la Plaza Balcarse en el barrio de Núñez. La emoción de los padres parece mayor que la de los niños al escuchar temas infantiles que le remontan a la edad dorada.

Según las estadísticas, existen en la Ciudad unas 50 calesitas. Sin embargo en los años 60 existían más de cien. La creciente demanda de la tecnología y los dispositivos móviles lograron captar la atención de los más pequeños y desplazaron a mirada hacia otros horizontes. Hoy solo los bebes disfrutan de las calesitas y las mismas están en trance de desaparición.

Una de las calesitas más antiguas de la Ciudad se  encuentra en la Plaza Arenales, en Villa Devoto. La misma data de 1939.

En 2007 las calesitas fueron declaradas bienes culturales de la Ciudad. Esto modificó el panorama.

Hasta entonces, muchas se perdían porque funcionaban en terrenos alquilados y no les renovaban los contratos. “Desaparecían por vandalismo y baja rentabilidad. Empezamos a darnos cuenta de que cada vez había menos plazas con calesitas”, recuerda el calesitero. Desde la sanción de la ley, las calesitas pasaron a estar bajo la órbita del Ministerio de Ambiente y Espacio Público, quien vela porque sobrevivan y otorga permisos que se renuevan cada cinco años.

Un motivo de preocupación reciente para los calesiteros es la disposición de la AFIP por la que comercios y prestadores de servicios deberán aceptar pagos con débito por compras desde los diez pesos en adelante; el costo promedio de la vuelta es de $ 15. La mayor parte de las calesitas está atendida por una sola persona que las acciona, cobra, se asegura de que los chicos estén sentados y les acerca la sortija. Los calesiteros creen que difícilmente puedan también operar un postnet al mismo tiempo.

“Para nosotros es imposible”, define Nora Cristina Massi, encargada de la calesita de la plaza Balcarce, en Núñez. “Muchas veces hasta vienen los nenes con su bolsita de ahorros en monedas. Si un chico se pone a llorar y no sube, devolvemos el importe al padre. Y muchas veces hasta si no tienen plata para pagar, lo hacen otro día”. Así define un oficio que desde el punto de vista económico no es muy redituable.