LABORATORIO ESPACIAL CAERÁ DEL CIELO

Tiangong significa palacio divino en chino mandarín. Un nombre lleno de orgullo para el primer laboratorio made in China destinado a orbitar la Tierra. Partió cara el espacio en dos mil once. Con una misión de un par de años que se extendió hasta los 4 y medio. Desde ese momento, la Tiangong-1 orbita a trescientos setenta km de altura en modo de mantentimiento observado. Hasta el momento en que las autoridades espaciales decidan traerla de vuelta para dejarla caer de forma controlada en el mar.

Mas su regreso podría verse envuelto en llamas. El día pasado catorce, a lo largo de la una rueda de prensa, la directiva anexa de la Oficina China de Ingeniería Espacial Tripulada (CMSE), Wu Ping, declaró que la vuelta se generará en la segunda mitad de dos mil diecisiete y “según nuestros cálculos y análisis, la mayor parte de las unas partes del laboratorio espacial van a arder a lo largo de la caída”. Conforme notifica la agencia oficial de noticias Xinhua, agregó que no era probable que afectase a las actividades de navegación o bien causara daños en tierra. Mas la prosiguen controlando y fortalecerán la alarma temprana por posible colisión con otros objetos. Si es preciso, “China publicará una previsión sobre su caída y también notificará de ella a nivel internacional”, aseguró Wu.

La Tiangong-1 está formada por 3 módulos que miden en conjunto diez con cuatro m de largo y tres con treinta y cinco de diámetro y un espacio interior utilizable de quince m cúbicos, en los que han podido vivir y trabajar 3 astronautas en estancias de media duración. En su periodo de actividad ha experimentado 6 acoplamientos –tanto automáticos, como controlados por astronautas– con las naves Shenzhou VIII, IX y X. La astronauta Wang Yaping dio desde ella clases trasmitidas en riguroso directo a más de sesenta millones de pupilos de primaria y secundaria de su nación, en una acción que la CMSE calificó como la primera sala espacial. Mas su relevancia simbólica radica en formar el paso inicial –ahora seguido por la Tiangong-2– cara una Estación Espacial permanente que China planea tener de manera plena operativa en dos mil veintidos.

La declaración de Wu llegaba tras meses de cotilleos sobre el dudoso destino de las ocho con cinco toneladas del laboratorio. Se comenzaron en el tercer mes del año, cuando, siempre y en todo momento conforme Xinhua, la CMSE había manifestado que el laboratorio espacial, bajo monitorización permanente, iría descendiendo progresivamente en los próximos meses y acabaría por arder en órbita. Por vez primera se charlaba del regreso sin mentar el amerizaje.

La carencia de más detalles a este respecto ha incendiado las creencias sobre la presunta amenaza de esa basura espacial. Noelia Sánchez-Ortiz, responsable de la División de Space Situational Awareness de Elecnor Deimos, aclara que los sistemas de vigilancia estadounidenses han confirmado que está bajando de órbita. No obstante, los datos libres no bastan para confirmar si de forma controlada o bien no. “Solo podemos proseguir observando y ver si su comportamiento es más compatible con una caída controlada o bien libre”, si bien el margen para maniobrar en el segundo caso sería muy reducido. Aun efectuando un seguimiento con muchos sensores, “dos días ya antes de la reentrada podríamos calcular el instante de caída con tal vez una hora de margen. Mas ese objeto se mueve a mueve a siete km por segundo, y una hora tiene tres mil seiscientos segundos” advierte Sánchez-Ortiz. Por ende, podríamos plantear como sitio de impacto una franja de entre veinte y los cincuenta km de ancho, mas de miles quilómetros de largo.

A ello se une que, si es un objeto desmandado, la atmosfera lo frena de forma en dependencia de su forma. “Además, la intensidad de la actividad solar provoca una mayor o bien menor densidad atmosférica” agrega la ingeniero aeronáutica, “y se pueden hacer predicciones sobre ella, mas no a tan largo plazo”. O sea, una reentrada sin control estaría rodeada por una conjunción de incógnitas. Va a haber que confiar en que caiga en la enorme proporción de océano del planeta. O bien en que China haya mantenido el control pese a los cotilleos.