¿REINICIAR EL ORDENADOR SOLUCIONA LOS PROBLEMAS?

Igual que los pupilos menos experimentados en la clase de matemáticas hallan la solución a prácticamente todos sus inconvenientes en la regla de 3, los usuarios de los ordenadores tienen en el reiniciado del dispositivo un antídoto infalible. Es una estrategia tan eficiente que aun se ha transformado en el primer consejo que llega del departamento de informática: pone las pilas a los enojosos navegadores que marchan con irritante lentitud, espabila a los enrutadores que pierden la señal wi-fi y despiertan a los teléfonos que no responden a ningún estímulo. Lo llamativo es que es prácticamente como un conjuro, pues muy frecuentemente no se sabe por qué razón ha funcionado. Lo que sí se sabe es que existen muchas posbilidades.

Cuando aprietas el botón de encendido, lo único que hace la máquina es arrancar el único programa que tiene físicamente instalado. Este pequeño software organiza el encendido del sistema operativo, que, por su parte, dirige una orquesta de incontables programas: un editor de texto, un navegador, un reproductor de sonido… Asimismo establece conexiones con hardware como la impresora, la tarjeta gráfica y el enrutador, mediante programas que les dejan charlar exactamente el mismo idioma, llamados drivers. En muchas ocasiones, semeja que los intérpretes pierden sus partituras y el desorden hace que el computador se quede bloqueado; deja de marchar.

Una de las cusas más frecuentes se fundamenta en que cada programa precisa que el directivo de la orquesta le preste cierta cantidad de memoria. El inconveniente es que no todos y cada uno de los programas devuelven la memoria que les fue asignada cuando son cerrados, alguna se pierde en el sistema y llega un instante en que no hay memoria suficiente. Los síntomas son una vagancia y lentitud inaguantables o bien, en el peor caso, un PC que se empeña en jugar al escondite inglés en plena jornada laboral: deja su pantalla totalmente congelada, solo semeja contestar cuando uno no mira. En estos casos, reiniciar es una forma infalible de meter en cintura a la máquina y solventar el inconveniente pues toda la memoria vuelve de forma automática al sistema operativo, que la reparte nuevamente, desde cero.

Otro tradicional es que el computador siente que tiene demasiadas labores pendientes. En esos casos -y asimismo cuando se halla con situaciones que no habían sido previstas por los programadores- se queda atrapado en un bucle del que no sabe salir. Esto sucede pues todo el proceso implica una cadena de instrucciones que deben seguirse un orden determinado, mas la labor A está aguardando a que se haga la labor B al tiempo que la B está aguardando a la A. Regresar a la casilla de salida es el único antídoto. Eso significa volver al instante en que lúcida al sistema operativo.

Generalmente, es suficiente con reiniciar el PC, que esencialmente equivale a reiniciar el sistema operativo. Mas se puede ser un tanto más expeditivo, y apagar la máquina para regresar a encenderla después. Esta medida puede ser precisa cuando el PC no responde a ningún estímulo por un inconveniente relacionado con el hardware.

Lo que jamás va a solventar el reiniciado son los inconvenientes con los virus y con el software malicioso. Si bien en ocasiones se puede utilizar una técnica un tanto más compleja por la que el computador se reconfigura a un estado inicial al instante en que resultó inficionado. Muy frecuentemente esto deja que funcione apropiadamente, lo que da la ocasión de advertir y suprimir la amenaza.