Según los expertos, nuestros ritmos biológicos están fuertemente condicionados por los ciclos de luz y oscuridad

Como afirma el viejo proverbio español: “ojos que no ven, corazón que no siente”. Si bien en un caso así, tampoco es necesario quedarse absolutamente a oscuras. Sí por lo menos apagar la luz cuando es por la noche. Esta es la conclusión a a que han llegado los autores de una investigación publicado en la gaceta Cell Press.

“Nuestro estudio muestra que el ciclo de luz-obscuridad del medioambiente es esencial para la salud”, explica Johanna Meijer, del Centro Médico de la Universidad de Leiden (Países Bajos). Conforme observó al lado de su equipo, la salud está con fuerza condicionada por los ritmos ambientales.

El ritmo circadiano forma nuestro reloj biológico. La secreción de una serie de hormonas, la regeneración del epitelio intestinal, nuestro estado de vigilia o bien la temperatura anatómico, son variables que están sostienes a este proceso. Y en este proceso, el tiempo de exposición a la luz o bien la obscuridad juega un papel esencial. Los estudiosos se plantearon relacionarlo con factores como la activación del sistema inmune, la debilitación musical y los primeros signos de osteoporosis.

Para esto emplearon ratones. Al interrumpir la luz normal y el ciclo circadiano, los estudiosos apreciaron que sus músculos se desgastaban. Sus huesos presentaron signos de deterioro y entraron en un proceso que solo se había visto con la presencia de patógenos y otros estímulos perjudiciales. “La buena nueva es que más tarde se probó que estos efectos negativos sobre la salud son reversibles cuando se restituye el ciclo de luz-obscuridad del medioambiente”, explica Meijer.

Los resultados sugieren que debemos tomarnos de verdad la luz si estamos avejentando o bien nos hallamos sometidos a algún género de factor frágil. “Solíamos meditar que la luz y la obscuridad eran estímulos ofensivos o bien neutrales respecto a la salud”, expone Meijer.

Conforme un dato del estudio, un setenta y cinco por ciento de la población mundial está expuesta a la luz a lo largo de la noche, lo que propón un inconveniente en las unidades de cuidados intensivos, las residencias de jubilados o bien los trabajos nocturnos. Los estudiosos expresaron su voluntad de investigar beneficios para la salud de los pacientes expuestos en condiciones de luz y obscuridad.

La luz artificial, relacionada con otras enfermedades

No es la primera vez que la vida nocturna se pone bajo el foco de los estudiosos. Conforme una investigación de la Universidad de Connecticut publicado en la gaceta Philosophical Transactions of the Royal Society B., la vida moderna y su sobreexposición a luz artificial podría estar relacionada con el cáncer, la obesidad o bien la diabetes.

La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, el brazo especializado de la OMS (OMS), agregó el trabajo nocturno a la lista de probables cancerígenos, o sea, agentes de diversa naturaleza capaces de producir cáncer al interaccionar con un tejido. Es conveniente incorporar, como aclara la Sociedad Americana del Cáncer, que charlar de cancerígenos no implica charlar de una relación unívoca de cáncer, sino más bien probable.

“Las personas con turnos nocturnos tienden a ser personas del turno de día que tratan de continuar despiertos”, explica Mark Presa, directivo del Centro de Investigación de la Luz en el Instituto Politécnico Rensselaer de la ciudad de Nueva York. Conforme aclara, no dormir lo bastante puede regresar frágil el sistema inmunitario, lo que le impide combatir contra células cancerígenas.

El especialista trasladó asimismo una recomendación a los trabajadores. Primero, dentro de lo posible, compensar entre luz y la obscuridad para el bien de nuestro cuerpo. Y si no es posible dormir por la noche, por lo menos sí hacerlo a oscuras.